La auditoría interna es una actividad de evaluación independiente y objetiva para agregar valor y mejorar las operaciones contables, financieras y administrativas de una organización, ayudándole a cumplir sus objetivos, por medio de la evaluación y mejora de la eficacia de sus procesos, proporcionando así un servicio efectivo a los más altos niveles de la administración.

El auditor interno desarrolla su trabajo en el marco de cumplimiento de las normas internacionales para el ejercicio profesional de la auditoría interna, lo que le da certeza y confianza al Consejo de Administración, de que su trabajo y el resultado de este serán de valía y aplicabilidad para el mejoramiento de los controles y resultados de la entidad.

La finalidad de la auditoría interna es prestar un servicio de asistencia constructiva a la administración, con el propósito de mejorar la conducción de las operaciones y de obtener un mayor beneficio económico para la empresa o un cumplimiento más eficaz de sus objetivos institucionales.

Algunos ejemplos de lo que puede proporcionar la auditoría interna son:

  • Que los planes y políticas de la empresa, y el control interno, así como los procedimientos establecidos para su ejecución, se lleven a cabo de manera satisfactoria.
  • Que la empresa se encuentre razonablemente protegida contra fraudes, despilfarros y pérdidas.
  • Que los medios internos de registro, control y comunicación, transmitan información fidedigna, adecuada y oportuna a los diferentes niveles de la empresa, responsables de la buena marcha de la misma.
  • Que las tareas individuales se cumplan con eficiencia, prontitud y honestidad.
  • Evaluar la economía con que los recursos están siendo utilizados.
  • Mantener informado al Consejo de Administración de cualquier omisión o contingencia legal que pudiera existir.

La auditoría interna comprende la revisión evaluación e información de aspectos administrativos, contables, financieros y operativos de la empresa. Para esto se vale de tres tipos o enfoques de auditoría, utilizados en forma combinada, o bien en forma separada, según sea el caso, las cuales son:

  1. Auditoría administrativa, que revisa y evalúa los métodos, sistemas y procedimientos que se siguen en todo el proceso administrativo, informa si las personas encargadas de cumplir con las políticas, planes, programas y todo tipo de leyes, lo están haciendo en forma adecuada.
  2. Auditoría operacional, este tipo de trabajo evalúa la eficiencia con que están utilizándose los recursos humanos, materiales y financieros; promueve la eficiencia de las operaciones para abatir costos, e incrementar el rendimiento de la inversión.
  3. Auditoría financiera, por medio de la revisión de las operaciones en su aspecto numérico, de los registros contables y de la veracidad de la documentación que las ampara, asegura la confiabilidad e integridad en la información financiera en la cual se reflejan.

Con base en estas estas tres grandes clasificaciones el auditor interno revisa también aspectos legales, fiscales y de normatividad.

La necesidad de la auditoría interna se pone de manifiesto en la empresa moderna en la medida en que esta aumenta en volumen, extensión geográfica y complejidad, y hace imposible el control directo de las operaciones por parte de la dirección.